
Siempre he dicho que ser mochilera no es para cualquiera. Hay muchas personas que ni siquiera podrían imaginarse cargando una mochila, mientras recorren el mundo; el viajar de esa forma es algo que no entra dentro de su forma de concebir un viaje.
Viajar con una mochila sobre tus hombros, es algo que pudiera parecer muy simple, y para muchos es algo que ni siquiera podría dejar una lección. ¿Qué podría enseñarte acerca de la vida una mochila común y corriente?
MUCHO
La verdad es que yo no lo creía ni lo comprendía, hasta que un día simplemente tomé mi mochila y decidí irme. Lo que vino después es lo interesante.
Mi historia como mochilera podría decirse que es reciente, apenas hace algunos años me atreví a meter todo lo que necesitaba en una mochila e irme a viajar. Recuerdo que mi mamá me dijo: “¿Pero cómo te vas a ir con eso?, ahí no te va a caber nada”.
Lo que ella no sabía era que la idea precisamente era que no me cupiera todo. Esa fue la primer e inmediata lección que aprendí viajando como mochilera:
“Mientras más ligero viajes, serás un viajero más feliz”.
Con cada viaje que hago con mi mochila al hombro, comprendo un poco más esta lección. Aprendí a vivir con muy poco, aprendí que hay muchas cosas que ni siquiera necesito y que solamente me hacen espacio y peso.
Le pueden preguntar a cualquier mochilero, el peso de su mochila es algo que siempre tenemos presente. Al final, eres tú y tus hombros quienes van a cargar lo mucho o poco que pese esa mochila, nadie más. Ahí es cuando aprendes que debes sacrificar ciertas cosas para viajar ligero.
Decía al principio que viajar como mochilera no es algo para cualquiera, pues es precisamente porque viajar así es algo que te hace hacer muchos sacrificios y olvidar lujos. Pero es precisamente eso, lo que más enseñanzas nos deja.
Eso me lleva a la segunda lección que aprendí viajando como mochilera:
“Viajamos como mochileros porque creemos que los lujos los tenemos al salir y ver al mundo, no al andar cargando ropa o accesorios de cientos de dólares”.
En lo personal, está lección me gusta mucho, porque creo que a veces en la vida estamos tan enfocados en tener, que olvidamos ser y sentir.
Viajar con una mochila únicamente te hace comprender que el mundo está plagado de tanta belleza, y que preferimos meter esos paisajes, esas historias, esos sueños, esas risas, o esa vez que un completo extraño te ayudó, a que andar cargando con cosas que ni siquiera vamos a utilizar.
Entonces comprendí mi tercera lección como mochilera:
“Materialmente, no necesitas de nada. Lo que verdaderamente importa en este mundo es lo que eres y no lo que tienes”
Cuando te das cuenta que solamente debes cargar con las cosas que verdaderamente necesitas, evitas cargar aquello que solamente te va a generar más peso, más dolor, más inconvenientes, más incomodidades, más problemas.
El poder elegir qué cosas específicamente tendrán un lugar en tu mochila, es porque esas cosas deben de tener un propósito claro y específico. Es decir, ¿verdaderamente esto me es imprescindible, me hace bien, me va a servir o solamente me está generando un peso que no vale la pena andar cargando?
Ahí viene la cuarta lección que aprendí viajando como mochilera:
“Aprender a viajar con poco, te hará valorar más el viaje”
Poder vivir con poco no significa que suframos, al contrario, nos ahorra sufrimientos y eso nos hace valorar más el propio viaje, nuestra propia compañía y existencia. Vivir con poco nos hace valorar lo mucho que tenemos, y lo afortunados que somos por el simple hecho de tenerlo.
Por ejemplo, cuando me quedaba en casa de un completo desconocido usando Couchsurfing, me daba cuenta de lo mucho que puedes aprender de las personas y de lo afortunados que somos por tenernos a nosotros mismos.
Cada vez que tomo mi mochila para emprender una nueva aventura, recuerdo todas las cosas que esa mochila ha pasado conmigo y sonrío. Esa es la quinta lección que aprendí como mochilera:
“Nuestras mochilas también cargan con nuestros anhelos, con nuestros más profundos deseos, con esas experiencias que siempre se quedarán por siempre dentro de nosotros. Es por eso que los mochileros solemos tener un cariño especial por nuestras mochilas”
Todas las historias que la mochila de cada mochilero guarda, son algo que siempre nos van a alegrar el corazón. Esos recuerdos son los que nos mantienen vivos, los que se vuelven nuestra gasolina para seguir queriendo recorrer el mundo.
Mi mochila (a pesar de ser un artículo material) no solamente me ha enseñado el valor que tiene el desapegarnos de las cosas materiales. Me ha enseñado a aplicar ese valor, a mis emociones, a mí misma y a las personas que me rodean.
De esa forma, aprendí la sexta lección viajando como mochilera, para mí una de las más importantes:
“Vivir apegándonos a las situaciones, personas o cosas que no nos hacen felices, que solamente nos causan dolor y sufrimiento, es algo que te va a acabar rompiendo por el enorme peso que cargas por eso”
Al igual que tu espalda duele cuando cargas mucho tiempo una mochila que pesa mucho, lo mismo sucede con tu alma si cargas un montón de situaciones que solamente te dañan, también duele.
Yo siempre he dicho que aprender a dejar ir no es fácil, al contrario es tantas veces muy complicado hacerlo. Soltar nos involucra en un proceso de dolor, que generalmente nos hace precisamente no querer soltar, por temor muchas veces.
Aferrarte a todo aquello que te lastima, es como querer pretender vivir en una burbuja por miedo a lo que nos podamos encontrar si soltamos. Aferrarte a alguien o algo que te genera dolor y tristeza, solamente va a terminar por hacerte más daño.
Entonces comprendí mi séptima lección como mochilera:
“Poder dejar ir no es sinónimo de alejarte de todo, es poder comprender que tu integridad y felicidad como persona es imprescindible. Todo lo que no te haga bien, todo lo que te lastime, vale la pena dejarlo ir”.
Así como podemos cargar una mochila con cosas innecesarias, también muchas veces vamos por la vida cargando con un montón de emociones y sentimientos innecesarios. Al igual que sacas de tu mochila todo eso que no te sirve, también debes desapegarte en tu vida de todo aquello que tampoco te sirve o te genera valor: Sácalo.
Viajar con una mochila sobre mis hombros me ha ensañado tanto, acerca de la vida, de mi misma y de las cosas que verdaderamente deseo ser, que me ha cambiado completamente.
Te invito a ti, a probar cómo es ser un"mochilero" para tu próximo viaje, toma tu mochila, y aprenderás mucho más de lo que siquiera te imaginas.
Si quieres leer cómo es ser una mochilera que viaja sola por el mundo, puedes pasarte por aquí.