Viajar sola como mujer y como hombre, es diferente (mucho a veces). Desde siempre, el mundo y la sociedad nos ha vendido la idea que somos más propensas a sufrir algún peligro o accidente por el simple hecho de ser mujeres, y que por eso debes cuidarte siempre un poco más.
Y aunque hay sus excepciones (como en todo), la realidad es que es cierto. Físicamente podemos ser más débiles que los hombres, más sensibles, y de alguna manera estamos un poco más expuestas al peligro diario por esas razones.
Seguramente en tu casa alguna vez te dijeron cosas como: “Pero cuídate, no andes sola”, “Una mujer no puede salir tan tarde”, “Si andas por ahí sola te va a pasar algo”. Creo que a todas en algún momento nos lo dijeron.
Recuerdo hace años, que a veces a mi hermano nunca le ponían pero, y a mí al tratar de hacer lo mismo que él, me cantaban una enorme letanía de cuidados que debería tener. ¿Por qué para ellos es tan fácil y si yo quiero hacer lo mismo no puedo? Al crecer, comprendí un poco más la respuesta.
En cierto modo es entendible el miedo o la precaución, es cierto que somos más vulnerables, y que los demás se preocupan por lo que nos puede pasar. Pero el peligro y la vulnerabilidad existe en todos lados, no existe un lugar en todo este planeta que pueda decirse que es 100% seguro, y en el que nunca te vaya a pasar nada (seas hombre o mujer).
Hasta en tu propia casa o ciudad te puede suceder algo, no hay garantías de nada. Tampoco te vas a encerrar toda tu vida para que nada te pase, la vida no tiene garantías, ni de cosas buenas ni de cosas malas.
El peligro existe, pero eso no es impedimento para que hoy las mujeres podamos hacer y dedicarnos a lo que queramos, sin importar los prejuicios, miedos o vulnerabilidades. A mi parecer, no debería existir ninguna razón que se vuelva un freno para que una mujer no pueda hacer cierta actividad, cualquiera.
Tú puedes hacer todo lo que desees. ¿Quieres dedicarte a esa profesión que es “exclusiva de hombres”?, ¿Quieres irte sola a dar la vuelta al mundo? No hay impedimentos para ninguna actividad, solamente necesitarás de la fuerza de voluntad y de una dosis extra de precauciones.
Una de estas actividades es atreverte a viajar sola. A pesar de lo que la mayoría podría pensar, viajar sola es mucho más seguro de lo que la gente cree, y sin duda no es algo que lleve pegado necesariamente la palabra “peligro”.
Aunque muchos te puedan decir que viajar sola es super peligroso, que estás loca y que no debes hacerlo porque seguramente te va a pasar algo, no hay razón por la que por esos comentarios o dudas, sepultes ese deseo, si en verdad quieres hacerlo.
Hoy quise traerte algunos consejos y recomendaciones que yo te puedo hacer, para que cuando decidas viajar sola, puedas cuidarte y la experiencia no sea algo desagradable.
1. No atraigas demasiado la atención, es innecesario.
Trata de viajar lo más ligera y austera que puedas. Eso no se refiere a que no puedas llevarte tu cámara, o algún otro artículo de gran valor económico a tu viaje, pero no llames mucho la atención con ellos.
Sé lo más discreta que puedas, no andes cargando demasiado dinero en efectivo, todas tus tarjetas o tus cámaras en sitios que “puedan llamar mucho la atención”. Tampoco lleves todo tu dinero en un único lugar, puedes distribuirlo en otros lugares (dejar una parte con candado en tu mochila, en otra cartera, e incluso en prendas de vestir) para que si ocurre algo, no pierdas todo.
Cuídate, hasta en el lugar más “seguro” del mundo te pueden robar. Así que, simplemente se precavida y racional. No te expongas a situaciones innecesarias.
Cuida tus cosas, camina segura y no tendrás problemas. Prevé lo que pueda pasar, recuerda que estás en un sitio con diferentes costumbres a las tuyas. Obviamente no te estoy diciendo que vayas todo el tiempo con el miedo de que alguien te vaya a hacer algo, y que el pánico sea el que actué por ti, pero simplemente anticipa y usa el sentido común.
Tampoco atraigas mucho la atención llevando ropa demasiado “llamativa”. La ropa que llevarás debe ser de acuerdo a las costumbres locales de cada lugar. Trata de pasar desapercibida.
Investiga las costumbres de cada lugar para no faltarle el respeto a nadie, recuerda que al lugar que fueres, haz lo que vieres. Puede ser peligroso ir en contra de eso, simplemente sé respetuosa con las personas y sus tradiciones, te lo agradecerán mucho.
Una forma de cuidarte, es respetando las tradiciones de cada cultura.
También es probable que la mayoría de personas te pregunten por qué viajas sola e intenten saberlo todo acerca de las razones por las que estás sola. Muchos lo harán por pura curiosidad y para hacerte plática, pero habrá otros que lo harán con el propósito de juzgarte o de investigar algo más allá y con otros fines.
Te harán muchas preguntas, y en algunos lugares es probable que hasta propuestas indecentes te hagan. Mi consejo: Ignóralos, no hables demasiado de tus planes (hacia dónde vas en seguida), di que no con firmeza, y hasta puedes inventarte un novio o esposo que “te va a alcanzar en el siguiente destino” para que te dejen en paz.
2. Pregunta acerca de posibles lugares problemáticos.
Algo que siempre hay que hacer cuando viajamos, es informarnos. Y cuando viajamos solas o solos, hay que informarnos e investigar un poquito más.
Previamente, haz una búsqueda del lugar o lugares que vas a visitar. Investiga más allá de lo que hay que hacer, es decir, de situaciones en específico de las que debas cuidarte o lugares a los que no se recomienda ir por posibles problemáticas.
Ojo, tampoco confíes ciegamente en toda la información que encuentras en línea. Fíjate en la reputación de cada sitio, investiga en varios, pero no confíes plena y absolutamente en todo lo que se dice, porque puede no ser cierto, la información pudo haber cambiado y la opinión del que escribió los datos puede ser muy subjetiva.
Investiga, pero no te quedes con prejuicios que solamente puedan meterte miedo y nublar tu próximo actuar.
Algo que puedes hacer una vez que hayas llegado a tu destino, es preguntarle directamente a la gente local. Comienza con tu hostal, pregunta acerca de sitios en los que debas tener cuidado caminando por la ciudad, hasta que hora ellos creen conveniente que puedas andar sola o si hay algo en específico de lo que debas tener cuidado.
Nadie conoce mejor un sitio, que el que vive ahí. Así que pregunta, que no te de miedo o pena, verás que la gente que menos piensas es la más amable y te ayudará sin problemas para saber cómo evitar alguna situación de riesgo.
3. Confía en tu intuición
Este a mi parecer es uno de los puntos más importantes para cualquier viajera solitaria: Usa tu maravillosa intuición.
Habrá muchas situaciones que te puedas sentir en algún potencial peligro, o que sientas “ese algo” que te dice que estás yendo por el camino equivocado, hazle caso a esa sensación dentro de ti.
Si hay algo que no acaba de convencerte, no lo hagas simplemente. Si te topas con alguna persona que no te da buena vibra, que sientes que por alguna razón, no te agrada, aléjate. Si por alguna razón te encuentras en una situación rara o que te genera desconfianza, trata de irte.
Y de la misma manera, cuando te topes con alguien que te de confianza, no lo deseches, busca rodearte de esa clase de personas. Aquellas que busquen de la manera más honesta, darte una mano o ayudarte cuando te sientas sola, desamparada, triste o que simplemente te den un buen consejo.
En esta isla de Tailandia, conocí a una buena amiga de Austria que me invitó a la alberca de su hotel de cinco estrellas.
Nuestra intuición es un arma muy poderosa, muchos podrían pensar que es un invento y que realmente no existe tal cosa, pero te aseguro que sí y que todas la tenemos. Utilízala y confía en lo que tu interior trata de decirte, ese no suele equivocarse.
4. No confíes en todos, pero tampoco en absolutamente nadie.
El mundo en su mayoría es bueno, que no te engañen. Es cierto que hay miles de peligros de todo tiempo, y que hay personas que actúan para lastimar a otros, pero la verdad es que a veces la imagen que nos muestran del mundo siempre es tan negativa, que acaba por deprimirnos o darnos mucho miedo querer ir a conocerlo.
No te vayas con la imagen que tienen los demás de las personas o de un lugar que ni siquiera conocen, su versión suele ser muy limitada y muchas veces errónea. La vida cotidiana de una ciudad o país, es muy diferente a lo que pensamos, hasta que vamos podemos verdaderamente ver la realidad.
Es cierto que no todo el mundo es color de rosa, y que hay personas que solamente buscan la forma de vivir de la manera más fácil, a costa de los demás y buscando lastimar. Pero te aseguro que la amabilidad, la honestidad y una sonrisa sincera no te faltarán. La gente es buena.
Con unas niñas tailandesas muy simpáticas que posaron conmigo.
Sin embargo, es importante que aprendas a cuidarte. Hay muchos que quizás te puedan ver sola o indefensa, y por esa razón quieran sacar un beneficio de ti (como estafarte), conforme el viaje avance te irás dando cuenta cómo diferenciar a esas personas.
La gente por naturaleza es buena, pero por miles de razones, pueden no serlo. Así que tampoco vayas cerrada a no hablar con nadie o a no poder confiar en alguien que te tienda una mano sincera, pero tampoco confíes en absolutamente todos.
Si algo me han enseñado los viajes, es que tantas veces los demás están equivocados acerca de un destino. Hace poco conocí a un mochilero llamado Paco que lleva un año dándole la vuelta al mundo con su bicicleta, y ha visitado países que nadie parece recomendar ir.
Recuerdo que me contó cuando fue a Pakistán, un lugar en el que todos a su alrededor le decían que no fuera porque lo iban a matar los terroristas y que jamás iba a salir de ahí. Me dijo que de todos los lugares que había conocido en el mundo, ahí fue uno en dónde mejor lo trataron y la gente era más amable.
Los prejuicios nos afectan tanto, que a veces nos nubla el hecho de tener un pensamiento abierto. No creas demasiado en lo que cuentan, mejor velo con tus propios ojos, y decide entonces cuáles serán las formas en las que te vas a cuidar.
Visitando el famosos templo blanco, en Tailandia, me topé con una pareja super linda de chilenos que me tomaron esta foto.
Algo que sucede cuando viajamos solas como mujeres, es que es mucho más sencillo conocer a otras mujeres locales. De alguna manera, te vuelves para sus ojos un ser indefenso, y créeme que te toparás con situaciones de solidaridad que te sorprendan profundamente.
En un principio puede ser difícil, porque todos parecerán ser los más amables del mundo contigo, pero vas a ir aprendiendo cómo cuidarte más, en quién si puedes confiar y en quién no.
No creas todo lo maravilloso que te puedan decir de algún servicio, a veces solamente lo hacen para tratar de convencerte de ir con ellos y sacar dinero. Investiga, pregunta, discierne, duda, y actúa conforme a tu sentido común.
Y recuerda, de los errores también se aprende. No puedes ni podrás controlar todo, trata de simplemente disfrutar, cuídate e investiga, pero no vivas cerrada o con miedo siempre, deja fluir las cosas.
Para darte una idea de lo que hablo, puedes pasar a leer este artículo de cuando me estafaron en Vietnam.
5. Aprende cuándo extremar precauciones
Viajar sola es extraordinario, y trae más ventajas que desventajas. Una de esas ventajas es poder gozar de tu maravillosa libertad, estarás sola, y podrás decidir qué hacer, a dónde ir, dónde comer, dónde dormir y con quién salir, sin necesidad de que nadie te diga que no.
Y aunque eso es algo que en lo personal me fascina, hay que aprender a no siempre ir confiadas y a extremar precauciones. Bien dicen que la libertad es algo que se disfruta con responsabilidad. Pues sé responsable y precavida.
De preferencia no salgas de noche sola. Algo que sucede cuando viajamos solos es que conoces a muchas personas, en tu hostal, en la calle, en todos lados, rodéate de las que te den confianza si no quieres estar sola, o si por la noche quieres salir a tomar algo. Trata de no volver muy noche sola a tu hostal u hotel (sobre todo si bebiste demasiado), y de preferencia hazlo en un taxi seguro.
Trata de informar siempre a tus familiares, amigos y hasta a tu hostal, en dónde estarás por el día, si saldrás de la ciudad y a qué hora vuelves. Así es más fácil que puedas tener apoyo por si algo no sale conforme a lo planeado, y alguien pueda saber en dónde estás.
Recorriendo Vietnam en moto.
De preferencia, trata de llegar a cada nuevo destino en el día, sobre todo si no tienes alojamiento. De día, puedes buscar, caminar y preguntar, ya que si llegas de madrugada por ejemplo, puedes correr más riesgos.
Si te sientes en una situación de peligro, trata de moverte a lugares públicos, en los que haya mucha gente. No andes por lugares desolados y en viajes muy largos o que impliquen un peligro (por ejemplo trekkings) trata de buscar un acompañante.
Recuerda que es vital que viajes con un seguro médico SIEMPRE. No sabes la cantidad de personas que conozco que se confiaron en algún viaje, y que les sucedió un accidente o se enfermaron, y tuvieron que pagar todo el tratamiento en el país en el que estaban (que no suele ser barato).
Aunque vayas cerca, viaja siempre asegurada, así viajarás tranquila y disfrutarás más tu viaje, sin preocuparte del aspecto médico.
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Estos son algunos consejos que yo puedo darte, para que cuando te aventures a viajar sola, puedas cuidarte y tener una experiencia enriquecedora. Como podrás haber notado, muchos de mis tips se podrían resumir en: Usa el sentido común.
Si algo no te convence, no lo hagas. No tomes demasiados riesgos, y confía en lo que te dice tu corazón (y tu mente obviamente).
Que los peligros del mundo, no sean algo que te haga tirar a la basura la idea de algún día poder experimentar lo que es un viaje en solitario. Créeme que vivirás muchas más situaciones extraordinarias y bellas, que cosas malas.
El mundo está lleno de lugares y personas que te van a dejar con la boca abierta, ve y descubre estas cosas con tus propios ojos, que nadie te cuente una realidad a medias.
Viajar sola es algo increíble, con ventajas y desventajas (como todo en esta vida). No es para todas las mujeres, porque habrá muchas que ni siquiera les parezca atractivo, pero si tú que me lees quieres intentarlo, si siempre has deseado hacerlo, pero los miedos te carcomen: Ve, hazlo, prueba, no dejes que ideas que no sabes ni siquiera si son verdades, te alejen de poder intentarlo.
No dejes que los “no puedo” te quiten una oportunidad que te puede cambiar para siempre.
Anímate, que el mundo está allá afuera esperándote.
Espero que la información te haya servido. Un abrazo, y gracias por leer.
Muy inspirador tu articulo, muchas gracias!
Hola, Denis
Muchas gracias 🙂 Que bueno que te haya sido de utilidad el artículo. Un saludo. 🙂