“La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos”-Pablo Neruda
Hoy es mi cumpleaños, hoy cumplo 25 años.No sé si sean muchos o pocos, pero creo que jamás pensé que cuando los cumpliera estuviera en donde estoy parada hoy. Yo pienso que la vida es una serie de continuas experiencias y momentos que nos van haciendo comprender y aprender cosas conforme vamos creciendo (o así debería de ser la mayoría de las veces).
Ese paso del tiempo y de los años, junto con nuestra actitud, son los que nos hacen madurar y entender cosas que antes no podíamos comprender. Pero algo sucede también cuando los años van pasando, un cierto temor que creo que todos, alguna vez hemos sentido: el miedo constante a hacernos más viejos.
Sé que soy joven, pero en algún momento a todos nos ha pasado por la cabeza el: “¿Qué sigue?, ¿y si no estoy yendo por el camino indicado?” Y creo que es completamente normal el poder hacernos ese tipo de preguntas, y hasta sano porque nos ayuda a conocernos y a cuestionar nuestra vida.
La verdad es que hoy no tengo muchas de esas respuestas, no sé exactamente que vaya a suceder mañana, pero de lo que estoy segura es del sueño. Quizás no sepa la forma, pero no pierdo de vista cuál es mi pasión, mis anhelos y mis más grandes sueños; y eso es algo que me hace seguir sintiéndome viva cada día.
Para muchas personas, a los 25 años ya debería ser una mujer que tuviera una idea clara de lo que sería su vida, que tuviera un trabajo estable en una oficina o que pudiera saber con quién voy a pasar el resto de mi vida. Supuestamente, y bajo el estándar de la sociedad, hoy mi vida no “debería” de ser así.
Bajo su estándar, solamente estoy perdiendo el tiempo, porque soy una mujer que no tiene ninguna propiedad, no tengo un trabajo “normal”, no tengo un sueldo fijo con el cual pueda pagar mi renta o pagar a plazos ese hermoso auto que todos parecen desear menos yo. Hoy supuestamente mi vida no debería de ser de la manera que es.
Mi cumpleaños 24
La realidad es que hoy, no soy dueña de ninguna casa, no tengo ningún crédito de ningún tipo, no tengo el trabajo soñado por los demás, no soy una gran empleada con un puestazo en una empresa internacional, renuncié a mi trabajo en el que me dedicaba a lo que había estudiado, no está en mis planes tener hijos, no estoy casada (ni planeo hacerlo), y ni siquiera tengo una relación amorosa a pesar de que todo mundo parece buscármela.
Por ejemplo, a mi pasa algo peculiar cuando me meto a Facebook, y veo a la mayoría de mis amigos de mi misma edad o más jóvenes, que ya están casados, con hijos, con la relación perfecta, o siendo gerentes de una gran empresa, y me digo a mi misma: “¡Wow!, ¿será que estoy yendo por el camino correcto, o seré la única loca que al parecer se está atrasando?”.
Para nada es una crítica, cada quién tiene sus propios objetivos en la vida, y encuentra la felicidad en diferentes formas. Lo que quiero decir, es que muchas veces ese tipo de “estándar” es el que muchas personas tienen en su cabeza de lo que la vida “tendría” que ser, y ciertamente es el que te comparten con sus comentarios.
Muchos te dicen comentarios como: “¿Qué no piensas buscarte un trabajo de verdad?”, “A tu edad yo ya tenía dos hijos, un trabajo bien remunerado y estaba casado”, “Ya búscate un novio ¿no? O te vas a quedar sola para siempre, “Sé un poco más consciente que cada día te vas haciendo más grande, y que necesitas ir planeando tu futuro”.
Pareciera que todos te dicen que ya se te está haciendo tarde, y que necesitas reivindicarte de tus ideas y de tu estilo de vida, porque no te va a llevar a lograr nada en la vida. Ciertamente, vas aprendiendo qué comentarios tomar y cuáles no tomarles importancia, pero algo que también sucede es que vas agradeciendo esos comentarios porque solamente te ayudan a darte más fuerza.
¿Se me está haciendo tarde?, ¿tarde para qué?, ¿cuál es la edad “perfecta” para hacer ciertas cosas en tu vida y no se “te haga tarde”? Sé que hoy no alcanzo todo lo que quiero lograr en mi vida, aún hay miles de cosas que quiero experimentar, tantos sueños por cumplir, pero he aprendido a no estresarme y a ir con cierta calma.
A veces quería vivir demasiado rápido, lograr todo de la manera más rápida posible, y de pronto entendí que no debía preocuparme tanto, si no que prefería mejor, disfrutar. Disfrutar de cada experiencia porque no sabemos si será la última, pero sobre todo, trabajar duro para poder alcanzar todos mis más locos sueños.
Sé que el camino no será fácil, pero cada día me convenzo más de qué es lo que quiero. Hoy, tener el trabajo soñado en una enorme empresa no es mi objetivo, tampoco lo es casarme, tener hijos o trabajar para comprarme una casa, un auto o esa hermosa pantalla plana. Quizás mañana cambie de opinión, y busque esas u otras cosas, pero hoy no. Hoy estoy segura que lo que quiero no es eso, y como siempre lo digo: A veces en la vida es mejor saber que no quieres para trabajar en lo que sí.
Estoy segura que prefiero acumular experiencias que cosas materiales, que mis pasiones tienen prioridad en mi vida, y que pienso dedicar cada ápice de mi esfuerzo a ellas, porque simplemente son aquellas cosas que me hacen sentir una emoción tal, que me llena absolutamente.
Hoy mi pasión por viajar es algo de lo que estoy más segura que nunca. Estoy plenamente segura de que quiero que me vida sea un constante aprendizaje, que quiero ver y descubrir nuevos horizontes, que quiero maravillarme con cada nuevo sabor, color y sensación que la vida me permita vivir.
Le apuesto totalmente a esto, a estas ganas, a este enorme anhelo que tengo dentro de mí de poder ver más allá de mis propias barreras. Hoy estoy en ese proceso, en ese continuo proceso de lucha, pero si algo me han enseñado los viajes es precisamente a poder abrirte la mente y el corazón para disfrutar de todo lo que puedas encontrar por el camino.
Viajar es para mí un todo, es algo que forma parte vital de mi vida porque sencillamente me hace crecer y ser una mejor versión de mi misma. Me fascina poder ir descubriendo dentro de mi alma nuevos sentimientos, nuevas sensaciones que me hacen crecer, abrir mis alas y mi corazón hacia nuevos rumbos.
Rumbos no solo externos para volar e irme, sino, rumbos tan internos que me han hecho reencontrarme conmigo misma, como ninguna otra cosa había podido lograrlo. El viajar para mí me llena, me complementa y ha logrado que pueda poder conocerme mejor, que pueda ir descubriéndome a cada paso que voy dando.
Ese descubrimiento no siempre ha sido bonito o fácil. Como yo siempre lo digo, el autoconocimiento es algo que duele, y muchos por eso no están dispuestos a realizarlo por eso, porque en el camino te puedes ir encontrando con varios demonios que no quieren salir a la luz.
Si algo me ha brindado el poder viajar, es el poder de conocerme y de comprenderme. Gracias a lo que aprendo, a lo que veo, como, admiro, logro saber un poquito más de mí misma cada día, logro desenmarañar todo lo que traigo adentro (bueno y malo), y cada nueva experiencia me enriquece como persona y como mujer de una forma única.
Adoro perderme y descubrirme un día en algún lugar que no conozco, con costumbres totalmente diferentes a las mías o con personas que ni siquiera hablen mi idioma, porque de esa manera veo una nueva perspectiva del mundo, y de mí misma.
Viajando sola he comprendido que soy más fuerte de lo que pensé, que tengo la capacidad y la libertad de ser lo que yo desee ser, y ¡me encanta!No quiero perder eso de vista nunca, quiero que cada nuevo año que la vida me permita vivir, pueda siempre seguir fiel a mis creencias y pueda siempre tratar de ir un paso más allá.
He comprendido en mis pocos o muchos años, que la vida no tiene que ser perfecta para que pueda ser maravillosa, y que precisamente en ello se encuentra la magia de vivir. Que aunque no sepamos que va a pasar mañana, tenemos la capacidad de elegir, de movernos e ir descubriéndolo poco a poco.
Escribiendo esto, a unas pocas horas de cumplir 25 años, me siento sumamente feliz y plena en muchos aspectos de mi vida, que solamente puedo estar agradecida por lo que tengo y por lo que soy. Soy una mujer afortunada de poder ser y hacer lo que mi alma me pide a gritos, y de eso me siento sumamente orgullosa y feliz.
Y al mismo tiempo, me siento con más ganas que nunca de ir más lejos, de comerme al mundo, de MÁS SIEMPRE en todo. Quiero que a mis 30, a mis 50 y a mis 80 (si llego), pueda seguir con estas enormes ganas de ir más allá de lo socialmente aceptado, de romperme el alma para luchar por mis pasiones y por eso que hace latir mi corazón.
No soy una mujer que se conforme fácilmente, no me gusta la mediocridad y siempre prefiero poder entregarme completa y absolutamente a algo, que hacerlo a medias. Busco lograr esos “imposibles” que todo mundo sigue creyendo que son cosas inalcanzables, busco todos los días poder armarme de valor y coraje para no solamente vivir soñando, sino a luchar por cumplir esos locos y descabellados sueños. Si vas a soñar, sueña en grande ¿no?
Sé que puedo ser la “oveja negra” de la familia, la loca aventurera que sueña con conocer el mundo, la que sale del estándar, la que ama la adrenalina, la que no cumple expectativas ajenas. Pero ¿les cuento algo?, soy una oveja negra tremendamente orgullosa de mí misma, de lo que he podido disfrutar y hacer, y de todo aquello que quiero seguir haciendo.
Siento que este año que termina, ha sido un año clave en mi vida, un año magnífico en el que aprendí y crecí como mujer y como persona tremendamente. Fue un año que yo podría denominar como punto de partida en mi vida, uno que me ha hecho madurar y aprender de la propia vida mucho.
Fue un año en el que me atreví a hacer muchas cosas, a dejar esos estereotipos, y a verdaderamente poder salir y luchar por lo que me merezco. Me atreví a volar, a renunciar a muchas cosas e ir simplemente por eso que deseaba tanto, y eso fue un parteaguas que me cambió absolutamente.
¿Qué se avecina? No tengo ni idea. Pero en eso radica también la maravilla de la incertidumbre de la vida ¿no crees? Las cosas que me esperan, buenas y malas, las nuevas experiencias, cada nuevo aprendizaje, los nuevos amores, los nuevos retos, todo eso y más es algo que muero por ir descubriendo con cada nuevo latido, con cada nuevo año. Y estoy preparada.
Quiero que este nuevo año que empieza poder seguir trabajando por mis sueños, poder continuar con esta aventura. Quiero luchar, aprender mil y un cosas más, crecer, soñar siempre, pero trabajar duro por ello; este nuevo año que comienza para mí, elijo volar más alto.
Mi mejor regalo es poder seguir inspirándote a ti que me lees, poder cambiar algo dentro de ti que te haga moverte, salir y verdaderamente darte cuenta que tu felicidad es tu responsabilidad, y que te la debes. Mi mejor regalo es poder crecer cada día, de la mano de este hermoso proyecto.
Mil gracias a todos por sus buenos deseos y felicitaciones. Hoy cumplo 25 rodeada de mi familia y amigos, y estoy tremendamente agradecida por tenerlos a ellos, a ustedes y a mí misma.
Gracias por seguir acompañándome en esta aventura.